Ep1. El futuro de las bebidas alcohólicas
En este episodio desvelamos las últimas tendencias sobre el consumo de bebidas alcohólicas y entrevistamos a David Palacios, de Ron Diplomático, quien nos dará su visión sobre lo que rodea al futuro de las bebidas espirituosas. Además, realizamos predicciones sobre el futuro de nuestra relación con el alcohol y os contamos nuestras recomendaciones de consumo.
En nuestro primer episodio hablamos de una industria y unos hábitos de consumo que han tomado protagonismo durante todo el pandémico año 2020.
La realidad es que a falta de bares, el consumo de alcohol se ha disparado en los hogares. En el caso de las compras domésticas, en algunas semanas de confinamiento se han alcanzado crecimientos de hasta el 58% respecto al año anterior. Está claro que, con toda la hostelería cerrada, los españoles tenían que buscar alguna solución.
En España bebemos en bares, en la calle, en nuestras casas de manera muy social en muchos casos y normalmente con algo de comer de por medio, aunque sea un snack. En 2019 bebimos entre todos casi 6.600 millones de litros de bebidas alcohólicas; esto representa casi 50 litros por persona. Y esto es teniendo en cuenta tanto a los casi 47 millones de habitantes como a los 84 millones de turistas que nos visitaron aquel año. Y eso que contamos a los menores en este cálculo de servilleta.
Todo nuestro consumo representó unos 31.200 millones de euros de gasto, o lo que es lo mismo, casi un 2.5% del PIB. La cerveza fue y sigue siendo la reina de la fiesta, con casi 4.000 millones de litros en 2019 que representan un 60% del volumen total consumido y un 47% del valor. Le siguen el vino con un 33% del volumen y un 30% del valor, y por último las bebidas espirituosas -que bonito nombre ¿verdad?-, vendieron poco más del 6% del volumen y un espectacular 23% del valor debido a que el euro-litro de estas últimas es más de cinco veces el de la cerveza.
En cuanto al lugar de consumo habitual, bebemos cada vez más fuera de casa tanto en volumen -un 57%- como en valor, con un 75%, lo que muestra nuestra cultura social alrededor del alcohol. Además, y ya casi metiéndonos en el futuro de la industria, es muy interesante ver la evolución de los últimos años, donde el crecimiento anual en el volumen de consumo, pese al aumento del turismo, ha ido cayendo desde casi un 6% en 2016, hasta que en el año 2019 está por debajo del 1%.
Es decir, los españoles estamos bebiendo cada vez menos alcohol. Por ejemplo, si nos centramos en las nuevas generaciones, tenemos que en 2012 el 73% de los adolescentes había bebido alcohol en el último mes mientras que en 2019 estamos por debajo del 60%. Y no solo nosotros: la OMS muestra que entre 2002 y 2014 el número de jóvenes que empezó a tomar alcohol a los 13 años cayó de 46% al 28%.
¿Las razones de este declive? No están muy claras y seguramente sea multifactorial ¿La caída en desgracia del botellón de nuestra juventud?.¿Conciencia hacia la salud? ¿Qué la gente toma más bebidas energéticas y otras cosas…? ¿La muerte del club / discoteca en favor del espacio polivalente de desayuno hasta la copa nocturna para rentabilizar los altos precios del real estate y el boom de la gastronomía consciente?
Seguramente una conjunción de todas ellas, agravado si cabe debido a que los foros donde interactuamos más ya no son tanto los bares y clubs sino redes sociales, chats y aplicaciones de citas por ejemplo. Ya vas al bar o al restaurante con una mentalidad más diurna en el consumo, más de cerveza que de "cubata".
Si ahora miramos hacia el futuro, vislumbramos algunas tendencias relevantes en cuanto a hábitos de consumo, nuevos productos o nuevas geografías y nuevos modelos de negocio.
A nivel de cambios en tendencias de consumo, veremos el boom de los cócteles. Se están abriendo multitud de espacios, que, si nos deja el distanciamiento social, veremos florecer como sitios divertidos, donde beber cócteles y también comer algo.
A nivel de innovación sobre productos vemos que durante los últimos años se ponen de moda las bebidas alcohólicas transformadas en no alcohólicas. En cerveza es ya una realidad, un 15% de su consumo es de variedades sin alcohol. España está liderando este ranking en Europa en términos de volumen. Para que nos hagamos una idea, AB Inbev, que es líder en bebidas de baja o nula graduación, se ha propuesto que para 2025, un 25% de sus ventas, sean de ese tipo, reducidas en alcohol.
Siguiendo con la cerveza, vemos otra gran oportunidad en cervezas infusionadas con frutas y con THC, que ya son una realidad en ciertos estados de Estados Unidos y tal vez llegue aquí en los próximos años una vez la legislación lo permita. Adicionalmente, vemos mucho futuro a bebidas carbonatadas con base de agua y con toques de alcohol y frutas: en estados unidos creció su consumo más de un 300% con Whiteclaw como marca señera en algunas zonas.
Además, prevemos que los colorines serán los reyes, ya que además de los cócteles, también vemos ginebras, vodkas y hasta vinos con colores que pueblan los bares y las estanterías de los supermercados. Tenemos un caso de éxito patrio con la ginebra Puerto de Indias. Por último, comenzamos a vislumbrar un repunte del uso de latas para meter bebidas algo más premium y combinados. Coca Cola sacó el año pasado su primera bebida con alcohol en Japón. Justo al principio de la pandemia vimos como comenzaba a anunciarse el mojito preparado en lata. Esta tendencia va a impactar de manera importante a las marcas de refrescos que no tengan esto en sus portafolios y, por otro lado, va a aumentar el margen de marcas de bebidas espirituosas que consigan despuntar en el nicho. Al fin y al cabo, se trata de meterle algo de alcohol con agua y endulzantes enaun recipiente con costes logísticos menores y mayores márgenes.
En cuanto a innovaciones provenientes de productos de otras geografías, desde Bola de Cristal auguramos la popularización de las cervezas asiáticas, de la mano de cambios en la dieta y nuestras ganas de incorporar más allá de los restaurantes sabores exóticos en nuestros menús de casa. En cuanto al vino, las denominaciones cada vez están más fragmentadas y nuevas zonas, como Asturias o Inglaterra, cobran protagonismo gracias al cambio climático.
Además, crecen los vinos de autor, pequeñas producciones, vinos ecológicos… La diversidad es enorme y los grandes grupos también invierten en estos pequeños productores porque saben que se dirigen a un público muy heterogéneo -el nicho infinito. En nuestra opinión, vamos a comenzar a ver cada vez más rosados, naranjas y blancos más sofisticados; con madera y crianza en lías.
Hablando de variedades, vemos acelerarse el renacer de la Garnacha. Vinos desde zonas del Moncayo, norte de Valencia y Sierra de Madrid y por último monovarietales de variedades de uva semi-perdidas que normalmente se han usado para redondear los tradicionales de tinto fino y que ahora pueden recuperar protagonismo al avanzar las técnicas de vinificación. Gracianos, Maturanas, Bobal o Teta de Vaca son algunas de ellas.
Para terminar con los vinos, estamos seguros de que vamos a ver mucha innovación en la recuperación de formas de elaboración tradicionales donde no se usa madera sino tinajas de barro y similares invocando a las formas de hacer romanas o griegas. En las etiquetas será cada vez más común el vino vegano, vino natural, no filtrado, y similares, que ya están ganando velocidad desde hace unos años.
Para terminar con la innovación que nos viene, en términos de nuevos modelos de negocio, vemos la aceleración del directo al consumidor ya sea por webs propias o en marketplaces. Si no estás ahí, pierdes muchas posibilidades de ser relevante en nichos de clientes que te recomendarán.